Fundada en el año 2007, la asociación civil Manos se ha empeñado en llevar un mensaje potable de cuidado y responsabilidad en el entorno 2.0, dirigido a los jóvenes y sus padres. Actualmente, la organización tiene el ojo puesto sobre la figura de los influencers como ejemplo de vida para las nuevas generaciones
*Por Daniel De Alba Suárez
La aseveración es evidente, sin dejar de ser verificable con datos y una breve exploración de lo que circula en las aplicaciones móviles del momento: para crear contenido y sumar seguidores en redes sociales ya no hace falta ser un artista reconocido, una figura pública o una autoridad en alguna materia. Esta realidad conlleva riesgos de todo tipo, tanto dentro como fuera de los entornos digitales: difusión de contenidos inadecuados y poco veraces, manifestaciones de violencia y aparición de afecciones psicológicas, por nombrar algunas.
Si bien el manejo de los contenidos responsables depende de cada usuario, existen iniciativas que se encargan de velar por el desarrollo de las competencias de quienes se sumergen en este mundo, a la vez que impulsan influencias responsables, desde la generación de contenidos hasta su publicación y viralización.
Dentro de este grupo entra Manos por la Niñez y Adolescencia (Manos), una asociación civil que desde hace 15 años viene trabajando para generar estrategias creativas en pro de la salud e integridad de niños y jóvenes inmersos en la tecnología. Dirigida por Eduardo Méndez, Manos actualmente lleva a cabo una serie de iniciativas que buscan dejar huellas didácticas y necesarias para crear conciencia cibernética en los nativos tecnológicos y en sus padres y representantes.
Con la mirada puesta en un programa de desarrollo de competencias que vaya más allá de las pantallas de los equipos electrónicos y la promoción de una crianza digital mucho más responsable, Méndez relató a Reto País un poco del trabajo, logros y perspectivas de la organización.
También reflexionó sobre el papel de los padres y la necesidad de “aterrizar” las expectativas de los muchachos sobre las posibilidades económicas de las redes sociales, ante el “ruido mediático” que está produciendo el éxito monetario de muchas personas que viven de “ganar seguidores” y “vender contenidos”, aun sin contar con mayor educación o competencias.
La meta: atender los entornos locales y digitales
Grupo Manos es una organización sin fines de lucro que nació en el año 2007, una época donde las redes sociales y sus claroscuros empezaron a tomar auge en Venezuela:
“En ese tiempo, se generó una alarma en los centros educativos con la aparición de videos con contenido pornográfico en estas instituciones. Fue un tema bastante álgido en su momento y empezó a encender una serie de alarmas”, comentó Méndez, publicista, quien ha estado en la coordinación desde su fundación y lidera la ONG desde 2012.
A raíz de este hecho, con un grupo de colegas profesionales se propuso desarrollar una organización que se ocupara, “y se preocupara, especialmente”, en seguirle el pulso al impacto de la Internet en la conducta de los niños y adolescentes venezolanos durante su crecimiento evolutivo.
“Empezando, generamos iniciativas muy interesantes como nuestra página web, grupomanos.net, en alianza con Panda Security, la primera en el país en ser dedicada a la prevención en materia de ciberseguridad. De ahí en adelante fuimos trabajando con distintas organizaciones que nos fueron brindando la posibilidad de hacer un trabajo en materia de prevención de violencia en los entornos digitales”, compartió.
En 2014, y como consecuencia de la crisis social y económica venezolana para ese momento, la organización tuvo que detener sus actividades. 2019 tampoco fue un año fácil, teniendo al frente la pandemia por coronavirus. Durante estos años, muchos miembros del grupo fundador tomaron rumbos diferentes. No obstante, Méndez mantuvo el afán de darle continuidad a este proyecto.
“Este año (2022) tuvimos una especie de relanzamiento como organización. En el equipo operativo somos cuatro personas, apoyadas por un consejo asesor que lo integran especialistas en distintas áreas”; con estas figuras del ámbito de la educación y la psicología –dijo- trabajan temas, metodologías y estrategias para fomentar un desarrollo integral de los jóvenes con las dosis adecuadas de contacto multimedia.
Desarrollo personal a prueba de “Likes”
Según datos aportados por Méndez, a la fecha más de 15.000 personas han sido alcanzadas por el trabajo del Grupo Manos, en materia de capacitación y orientación sobre el mundo 2.0 y sus repercusiones, con una misión que queda clara en su página web: “fomentar una cultura de ciudadanía en el ecosistema digital”.
Tres líneas de acción sustentan sus proyectos:
- 1.- Posibilitar un entorno digital en el que niños y jóvenes actúen con responsabilidad, valor y propósito, y capacitarlos para reconocer y enfrentar los riesgos a los que están expuestos.
- 2.- Acercar la tecnología a sectores vulnerables y empoderar a los jóvenes para que la utilicen de forma creativa, responsable y con propósito.
- 3.- Fomentar la reducción del tiempo en pantalla, a través del desarrollo de iniciativas que incorporen el rescate de juegos tradicionales, deportivos, culturales y de destreza.
Talleres, charlas, seminarios web, cineforos y asesorías para niños y adolescentes, centros educativos, padres y comunidades son parte de las actividades que la asociación civil ha puesto en marcha, como parte de cuatro programas: Crianza digital, Escuela de Influencers Positivos, Ciber Comunicadores y Prevención Digital.
Además, en sus cuentas en redes sociales, Manos publica constantemente materiales pedagógicos de valor sobre temas que van desde ciberacoso hasta hipersexualización de la infancia en plataformas digitales, utilizando herramientas atractivas y lúdicas como videos e infografías.
Un elemento transversal en todas estas iniciativas de concientización sobre los riesgos del manejo de las plataformas multimedia es el empoderamiento digital y el cuidado de la salud mental: “Tenemos ante nosotros una generación ingeniosa y creativa. Son niños y niñas que necesitan ser conducidos por el ciberespacio y ser instruidos sobre el uso consciente de las redes”, comentó Méndez.
En uno de sus programas, la Escuela de Influenciadores en Positivo, se aglutinan estos objetivos, sumados a una búsqueda de esas capacidades individuales de los internautas que puedan verse empañadas por los flashes digitales.
“En redes son muchos los jóvenes que comparten sus talentos y destrezas. Puede que a uno en particular le vaya bien, pero sin darse cuenta que -aunque están monetizando estas destrezas- están dejando de lado la oportunidad de eximir en ciertas disciplinas, en el mundo real. Este desarrollo de capacidades conocidas es algo que queremos rescatar para replicar fuera del teléfono, así como también apoyar e invitar a otros a que busquen esas pasiones y las desarrollen de forma positiva”.
Sobre la salud mental -una variable inamovible frente a estos temas-, Méndez señalo que el buen manejo de las redes es un tema que, para esta generación, debería tratarse desde la infancia, “de igual forma que con el uso de sustancias ilícitas”.
Por ello, considera fundamental el impulso de conductas que estimulen la ciudadanía digital responsable y el uso responsable y proporcionado de las herramientas digitales que puedan atentar contra el bienestar de la infancia y adolescencia. “Nosotros creemos en el empoderamiento digital, en romper las brechas de acceso y en generar alternativas para que la sociedad esté conectada. Sin embargo, también hay espacios que ameritan la actividad fuera de la pantalla”.
Ser influencer: ¿un proyecto de vida?
Para Eduardo Méndez, la dinámica de las redes sociales ha promovido “concepciones muy erradas” sobre el tema de la influencia sobre otros y su perspectiva como alternativa de desarrollo personal y laboral.
“Se ha comprobado que ser creador de contenido es una profesión aspiracional para la niñez y la adolescencia. Pero cuando les preguntas a los jóvenes por qué quieren dedicarse a este mundo, sus respuestas van desde vivir de la marca hasta generar dinero fácil”, manifestó preocupado.
Aunque reconoció que esta visión tiene algo de veracidad, desde la asociación civil que dirige insisten en que convertirse en influencer requiere de “trabajo y disciplina”, una serie de factores que los adolescentes no comprenden.
En función de estas carencias, está convencido de que “hay que promover que el entorno digital produzca contenido responsable. Hay gente que tiene una tendencia a crear contenido en redes con propósito claramente social o positivo o educativo”. Sin embargo, está consciente que estos mensajes no siempre generan el impacto deseado. Por ello, cree imprescindible ofrecer herramientas que hagan atractivo el tratamiento de estos temas, junto con el desarrollo de proyectos de vida aterrizados, desde temprana edad.
“Hay que incentivar y formar a los padres y representantes para una mejor crianza digital. Todo, empezando a entender que hay edades reglamentarias para acceder a las tecnologías de información y comunicación (TICs). Queremos, también, que entiendan que no todo el contenido que nos venden como contenido para niños y niñas es adecuado para el desarrollo integral de los muchachos”.
Otro aspecto que Méndez considera clave es la ruptura del paradigma sobre los dispositivos, juegos y aplicaciones móviles como “niñeras digitales”. “Ya sea porque nos otorgan tiempo libre, en el que podemos hacer otro tipo de actividades mientras los muchachos están conectados, ese tipo de interacción a edades tempranas resulta ser, a la larga, peor; hay temas de salud física y mental, y temas de exposición a los riesgos que hay que atender lo antes posible”.
Por eso, el director de esta asociación civil invitó a los adultos significativos a involucrarse, cada vez más, en la educación digital de los jóvenes para los que son referentes, y los llamó también a fortalecer sus propias capacidades respecto al mundo 2.0. Pese a los peligros y sinsabores que ha dejado la Internet y la web, se declaró optimista sobre el porvenir.
“Habrá generaciones que crecerán y desarrollarán sus etapas evolutivas con otras herramientas digitales a su disposición. Y a su vez, también desarrollaran competencias más sanas, creativas y responsables. El efecto de todo lo que hemos hecho lo veremos más adelante”, finalizó.
Aquellos que quieran incorporarse a Manos Asociación Civil o conocer más de su trabajo pueden escribir a través de su cuenta @grupomanos (Twitter, Instagram y Facebook) o enviar un mensaje al correo electrónico info@grupomanos.net.
También pueden visitar su sitio web, grupomanos.net.
*Fotos: Cortesía Manos Asociación Civil