Con ayuda de la Iglesia y de las madres de la comunidad, María Alexandra y María Carolina Ocque dirigen uno de los comedores del programa alimentario que se ha convertido en modelo a seguir el municipio Sucre de Caracas
*Por Albany Díaz
Honestidad y desinterés son los principios con los que las morochas María Alexandra y María Carolina Ocque se han dedicado, durante más de dos años, a alimentar diariamente a casi 200 niños en el barrio Unión de Petare, considerado el sector popular más grande de Latinoamérica. Preocupadas por los niveles de desnutrición que mostraban los niños de la zona, estas hermanas de 48 años se sumaron a la gestión del antiguo concejal del municipio Sucre, Andrés Schloeter, para ayudar mantener uno de los 11 comedores del proyecto “Alimenta la Solidaridad”, ubicados en varias comunidades petareñas.
Entendiendo a la solidaridad como el hecho de “darle la mano a la gente necesitada” y partiendo de sus valores católicos, María Alexandra Ocque, decidió usar su experiencia como chef profesional e investigadora de la comida yekuana, para encargarse de la elaboración de los menús del comedor. Por su parte, María Carolina Ocque hace uso de sus conocimientos como productora audiovisual y experta en marketing para coordinar los esfuerzos de los involucrados.
Desde su nombramiento como madrinas oficiales del comedor, en 2018, preparaban una tonelada de alimentos para brindarles una porción completa diaria a 190 niños. Para 80% de los beneficiarios, esta comida representa la única que realizan. Sin embargo, la llegada de la pandemia por COVID-19 también ha modificado su ritmo de trabajo. Ahora deben realizar una tonelada y media para alimentar a los padres que se encuentran desempleados o que reciben un sueldo mínimo mensual de aproximadamente cuatro dólares ($4) o menos.
Los platos que ofrecen van desde arepas hasta minestrones y en su preparación participan las madres de los menores, colaboradores de la Iglesia católica del sector y una líder comunitaria de Petare, Betty Díaz.
Servir en este comedor transformó la forma en la que las morochas Ocque percibían la vida. Aseguran que las enseñó a agradecer y a verse a sí mismas como “multiplicadoras del bien común”.
“La vida nos muestra eso para que agradezcamos todos los días porque tenemos una casa, salud, comida y bienes. Dios nos muestra que todos podemos ayudar. Dios me puso en el camino para ayudar a esta gente por un rato. Estamos ahí porque nos tocó vivir esa experiencia de ayudar al prójimo y debemos hacerlo bien”, dijo María Alexandra Ocque.
Para adquirir los insumos participan en lo que denominan “una cadena de favores con muchos aliados” en la que es necesaria “compartir la abundancia”. Reciben donaciones de comida por parte de la Iglesia, de empresas privadas, amigos y vecinos.
La crisis económica del país, la presión de los consejos comunales y la falta de combustible constituyen los mayores retos para las morochas. Asimismo, denuncian que en la actualidad el Programa de Alimentación Escolar (PAE) del Ministerio del Poder Popular para la Educación, que inició en 1969 con el fin de “garantizar alimentación diaria adecuada a los requerimientos nutricionales” durante el régimen escolar, no cubre las necesidades de los niños y jóvenes venezolanos.
“Esta situación es muy compleja y nos preocupa de más. Cada vez hay más población en situación de vulnerabilidad. El gobierno no atiende las necesidades reales de los niños. Las políticas de Estado no son coherentes con la realidad del país o llegan nada más a un 3% de la población. Las cajas CLAP no contienen lo necesario y a través del PAE le dan caraotas sin guisar o arroz solo”, dijo la chef.
A pesar de exigir que se reformen las políticas públicas en materia alimentaria, para María Alexandra Ocque la única forma de convertir a Venezuela en un país de progreso es a través la participación activa y coordinada de la ciudadanía.
“La cultura del venezolano tiene altos niveles de solidaridad colectiva y, si queremos que el país mejore, lo podemos hacer posible. Los políticos se van y los que construimos el país somos nosotros, que nos levantamos temprano, que trabajamos y que de granito en granito hacemos un continente”, finalizó.
Quienes estén interesados en aportar monetariamente o con insumos al trabajo realizado en el comedor de Petare, pueden contactarlas a través de las cuentas @alexocque (Instagram) y @caroocque en Twitter e Instagram.
Hoy más que nunca es fundamental mostrar y replicar las historias de lo bueno que hacemos, de lo mejor de nuestros gentilicio, con el fin de (re)construir ese tejido social que propone y actúa por el bien común.
Si eres parte de ese ejército de #GenteDeBien o conoces a alguien que lo sea y quieres que contemos su historia, escríbenos un mensaje con la información del trabajo realizado, así como de los datos de contacto, al correo electrónico retopaisvenezuela@gmail.com.
*Fotos: Cortesía María Carolina Ocque