Decálogo de acción para rescatar la democracia presentaron la UCAB y organizaciones sociales

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El Centro de Derechos Humanos de la UCAB y las ONG Provea y Espacio Público hicieron público un documento con los fundamentos y prioridades para recuperar el Estado de derecho. Los convocantes llamaron a la sociedad civil a articularse para exigir la reinstitucionalización del país, ante la profundización de la crisis que dejarán las elecciones parlamentarias
*Por Marina Piña

Recuperar la democracia y con ella el derecho a una vida con justicia y dignidad fue el motivo principal del foro “Rescatemos el derecho a vivir en democracia”, realizado este lunes 30 de noviembre.

El evento en línea se conformó como un espacio para la reflexión, partiendo de la realidad del país, y sirvió para la presentación de un  “decálogo para la acción”, documento elaborado por el Centro de Derechos Humanos de la UCAB junto a las ONG Provea y Espacio Público, el cual contiene 10 postulados y propuestas para la restitución del Estado de derecho, con los ciudadanos como actores principales de este proceso.

La organización del foro estuvo a cargo del CDH UCAB y contó con la participación de Francisco José Virtuoso, rector de la UCAB; Jesús María Casal, abogado constitucionalista y  profesor  de Derecho en la UCAB; Carlos Correa, director de Espacio Público; Marysabel Rodríguez, investigadora del CDH UCAB; Rafael Uzcátegui, coordinador general de Provea; y Mercedes De Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela. La moderación estuvo a cargo de Eduardo Trujillo, director del CDH UCAB.

El rector de la UCAB dio inicio a la actividad señalando que la publicación del “decálogo” está basada en la “situación de destrucción” a la que está asociada la realidad del país, lo cual ha llevado a las familias venezolanas a la tragedia, al igual que a millones de habitantes que han migrado en los últimos años, y a los perseguidos políticos que han visto vulnerados sus derechos civiles y políticos; ante esto, enfatizó que “solo un proceso de recuperación de la democracia como forma de gobierno y como forma de vida social puede conducirnos al desarrollo humano sostenible”.

Para hacer posible esta reconstrucción, Virtuoso ponderó el papel crucial que tienen  todos los venezolanos:

“Estamos convencidos de que los actores principales de este proceso son los ciudadanos, las organizaciones, porque la democracia no es sólo un resultado, es también un ejercicio de lucha, de conquista, de trabajo colectivo, que genera hábitos de interrelación, de escucha y de inclusión, de compromiso colectivo. Venezuela quiere vivir en paz, reconciliada, respetando la diversidad y contando con seguridad ciudadana.  Nos damos cita para proponerles el rescate de la democracia como derecho, como aquello que nos es inherente como dignidad humana, como aquello que es garantía del Estado de derecho y de la protección de los derechos humanos y, a la vez, no podemos hablar de democracia si el sistema de gobierno prescinde de los DD.HH. y del Estado de derecho”, afirmó el sacerdote jesuita.

La Constitución Nacional fue el punto de referencia para la elaboración del decálogo en que se basa la propuesta. Fue elaborado por un grupo de organizaciones civiles, y fue enunciado – en su intervención- por Virtuoso, quien resaltó que “hemos escogido diez puntos que orienten nuestras metas y propósitos, y que deben estar más allá de la coyuntura y las diatribas políticas”, a saber:

1.- El pueblo es dueño de su destino político y los gobernantes están a su servicio

2.- Hay garantías para la participación ciudadana

3.- Hay oportunidades para la libre formación de la opinión pública

4.- Podemos intervenir en las decisiones y contribuir a resolver los problemas sociales

5.- Podemos decidir el rumbo del desarrollo económico y velar por la inclusión de todos

6.- Se celebran elecciones libres y limpias, con organismos electorales confiables

7.- Se promueve la convivencia y el respeto entre mayorías y minorías

8.- Existen límites y controles efectivos sobre los gobernantes

9.- Se exige responsabilidad, transparencia y rendición de cuentas

10.-Las Fuerzas Armadas están subordinadas al poder civil

Al final de su intervención, el rector de la UCAB invitó a revisar y suscribir el documento contentivo del decálogo y llamó a promoverlo a nivel nacional, de manera que se convierta en una referencia para desarrollar un conjunto de foros y encuentros, especialmente con los actores clave de la sociedad civil que puedan multiplicar la información y generar el proceso de reinstitucionalización.

Invitó a construir un “pacto social”, sobre todo a la luz de las consecuencias que dejarán las elecciones parlamentarias.

“Esto lo estamos haciendo hoy porque creemos que la grave crisis política que se va a profundizar a partir del 6 de diciembre tiene que ayudarnos a mirar hacia adelante. Este documento pretende marcar el norte…Hay que construir mecanismos de acción para recuperar la democracia. Lo hemos dicho: es la hora de la sociedad civil. Hay que reconstruir esta sociedad de abajo hacia arriba, por eso parte de todos los esfuerzos que queremos hacer es generar muchas iniciativas, ojalá que se pudiera generar un pacto nacional del derecho a vivir en democracia, desarrollar iniciativas ciudadanas en ese sentido”.

«Debemos construir de nuevo la democracia»

El individuo de número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales y profesor de la Facultad de Derecho de la UCAB, Jesús María Casal, fue el segundo en hacer uso de la palabra para explicar el basamento legal y teórico del decálogo, señalando que “esta democracia que queremos recuperar, en realidad debemos construirla de nuevo”.

Casal señaló que el documento  hace un diagnóstico del desmantelamiento de la institucionalidad democrática, la devastación económica y social del país y la destrucción del Estado de derecho, pero al mismo tiempo hace una serie de propuestas para que los ciudadanos, haciendo uso de las herramientas democráticas que tienen como base la soberanía popular y los DD.HH., sean “capaces de definir nuestro destino colectivo”.

La propuesta, dijo el abogado constitucionalista, reconoce la actividad que han venido desarrollando las organizaciones de la sociedad civil y espera contribuir a su aglutinamiento en esa “labor de resistencia y compromiso democrático”.  Agregó que una de las ideas centrales plasmadas en el decálogo  es que la “aspiración de vivir en democracia, no es sólo un reclamo legítimo, sino también un derecho (…) Un derecho basado en el conjunto de los derechos humanos”.

El profesor Casal resaltó como perentorio, para este proceso de rescate de la democracia, crear las condiciones para que los ciudadanos recuperen su voz y voto en la definición del destino político, que se ha visto cercenado con el secuestro de los partidos de oposición, de la participación comunitaria (con el llamado estado comunal), el respeto a la autonomía de las organizaciones sociales, a la libertad de información y manifestación (vulnerado con la persecución y las sentencias del TSJ).

“La democracia ofrece mecanismos para que de manera plural le demos solución a los problemas que nos aquejan”, afirmó Casal, agregando que por eso “en la constitución de este decálogo hemos tenido muy presentes los problemas del país, la emergencia humanitaria compleja, el desmantelamiento de los servicios educativos, de salud, la postración económica y social, hemos querido enfatizar que la democracia tiene una mirada abierta a esos problemas y nos muestra las herramientas para que de manera colectiva y plural, en libertad, darle solución”.

Indicó que el decálogo contempla otros aspectos como la necesidad de elecciones libres, justas y verídicas; asegurar la convivencia entre la mayoría y las minorías, ante la exacerbación del antipluralismo moral, que ha pasado de “una polarización política extrema a la negación del pluralismo y a la persecución de la disidencia y adversarios políticos”; rescatar la independencia de los jueces y la autonomía de los órganos que ejercen el control sobre los gobernantes; y la plena inserción del país en el Estado de derecho internacional, cumpliendo con los compromisos adquiridos en ellos. Hizo mención a la necesidad de subordinación de la Fuerza Armada al poder civil, la cual se ha perdido con la “politización de sus integrantes y del cuerpo en su totalidad”.

“Dejamos en sus manos este decálogo para que con el enriquecimiento que corresponda, sirva de guía para superar la debacle institucional. Se trata de apuntalar nuestro reclamos de libertad, de justicia y vida digna, con apoyo de los mecanismos de construcción de vida digna que la democracia nos ofrece y con plena conciencia del rol que, como ciudadanos, tenemos para recuperar ese derecho”, finalizó.

«Tenemos que vencer juntos la pretensión del silencio»

“En Venezuela se quiere construir el silencio en todos aquellos que están en desacuerdo, no se respeta la opinión de la gente, se le persigue, se le ataca y ahora se le construyen elementos penales, se han construido elementos normativos como los delitos de odio”, afirmó Carlos Correa, director de Espacio Público, otra de las organizaciones que elaboró el decálogo y cuya misión es promover la libertad de expresión, el derecho a la información y la responsabilidad social en medios

Uno de los grandes retos de los venezolanos, expresó Correa, es el de estar dispuestos a informar y a informarse, porque esos dos aspectos tienen consecuencia en el país:

“Estar informado es Venezuela es un gran desafío porque tienes que enfrentarte a la censura, al bloqueo y si quieres informar, probablemente, vas a ser perseguido o si tocas determinados poderes te van a atacar.  Nos toca tratar de construir estrategias de acción colectiva para vencer el miedo, para democráticamente tratar de seguir participando. La mejor manera de defender este derecho es ejerciéndolo y eso pasa por hacerlo de manera creativa, novedosa y también por acompañar a aquellos que son perseguidos por que se expresan, aunque uno no coincida con esas opiniones. Tenemos que vencer juntos la pretensión del silencio. La pretensión de acallar todas las voces”.

 Al hacer referencia al caso venezolano, el director de Espacio Público señaló que “la democracia es una aspiración y una construcción permanente (…) que no solo se traduce en el voto, que es fundamental, sino en que se repete la diversidad y el pluralismo como un valor. Todos podemos asociarnos para hacer cosas que nos parezcan importantes para hacer el bien, el bien no es un monopolio del gobierno”. También afirmó que el destino de Venezuela es bueno, en la medida en que la sociedad levante las banderas asociadas a los derechos humanos, a la dignidad y la justicia para todas las personas.

“Con el decálogo queremos animar, entusiasmar a la sociedad venezolana a que conversemos sobre cuál es el acento que queremos darle a la vida democrática en el país, porque de alguna manera es también la posibilidad de resolver no solo la dimensión personal, sino la posibilidad de construir juntos soluciones a los enormes desafíos que tenemos en el país”, concluyó Correa.

«Hacer política es responder, aunque sea de manera puntual, a necesidades colectivas»

Marysabel Rodríguez, investigadora del Centro de Derechos Humanos de la UCAB, basó su intervención en una reflexión: “si hacemos política, al menos en espacios comunitarios a partir de situaciones específicas, muchas veces sin saberlo, imaginen lo que se podría hacer de manera consciente y todos juntos, para recuperar nuestro derecho a vivir en democracia”. Rodríguez explicó que la política se refiere, en su acepción más amplia, “a los asuntos de interés público, social o colectivo, lo que nos interesa a todos y a todas” y que su importancia radica “en que trata esas cuestiones cruciales para que tengamos una base en común que permita una vida digna para cada uno. Y tratar esas cuestiones no es solo hablar de ella, dar discursos o proponer, sino sobre todo implica hacer, convencer, negociar, promover y concretar con otros, los cambios para esa mejoría”. 

Para mostrar más claramente cómo hay situaciones en las que la ciudanía puede intervenir para resolver problemas comunes, Rodríguez puso como ejemplo dos casos representativos de muchos que ocurren en todo el país: la instalación de un comedor popular para los niñas y niños de un barrio, por parte de un grupo de mujeres, madres y abuelas, preocupadas por el hambre que afectaba a los menores. El otro caso, el de unos jóvenes que se unieron para informar a sus vecinos, con hojas sueltas o voceando las noticias en los lugares comunes de la zona. En ambos casos, los integrantes de los grupos pensaron en el problema, en qué hacer, cómo hacerlo, buscaron los recursos, se organizaron, para la consecución de un bien general.

“Millones de personas, tanto dentro como fuera del país buscan resolver, cubrir necesidades en medio de grandes limitaciones, sin embargo, hacen política porque responden, así sea de manera muy puntual, a necesidades colectivas. Segundo buscan a los suyos y a los que también tienen las mismas carencias, piensan juntos, discuten y hasta se molestan, pero muchos siguen por la necesidad común que les apremia”, señaló la investigadora.

«Hay que construir puentes para una coalición anticorrupción»

Exigir responsabilidad, transparencia y rendición de cuentas es el noveno principio del decálogo presentado por la UCAB, Provea y Espacio Público. Para mostrar la magnitud del problema y cómo se ha enfrentado en el país, el foro contó con la participación de Mercedes De Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, organización que promueve la transparencia de la gestión pública y denuncia la corrupción.

“En Venezuela se instaló un patrón de gran corrupción, en forma generalizada a partir del 2003, (…) Este patrón de corrupción tiene una gran lista de elementos que la configuran, la hacen especial en Venezuela, y que la definen como gran corrupción, no solamente por los montos extraordinarios que han desaparecido del erario público para beneficio de todos los venezolanos, sino para el real beneficio de unos pocos, sino porque la gran corrupción queda impune, porque compra, captura y hace cómplice a la justicia”, alertó De Freitas, quien agregó que este fenómeno tiene alcances internacionales, que en 21 países se están procesando 89 de esos casos y que el dinero involucrado en 54 de ellos supera los $31.000 millones. “La corrupción es responsable de la crisis humanitaria. Con ese dinero pudiéramos construir decenas de hospitales”.

Los pasos a seguir para cambiar esta situación, según De Freitas, radican en primer lugar en superar la frustración, la desesperanza y la desconfianza en todos. Por eso señaló que el documento presentado por la UCAB ofrece una “línea de acción ciudadana, necesaria e ineludible”.

“Lo mejor que podemos hacer para enfrentar toda esta apatía y desinterés, toda la frustración por el tamaño de la tarea a emprender es tomar un punto del decálogo y comenzar a caminar en la exigencia ciudadana, en el momento que empiezas a caminar, ya empiezas a ver el camino (…) Ser, exigir y construir es una ruta que nos enseña el decálogo”.

Como muestra de esta ruta, la directora de Transparencia Venezuela habló sobre la Coalición Anticorrupción, creada por esta institución en 2019, señalando que un año después de creada cuenta con 800 organizaciones miembros en 19 estados, con 530 iniciativas de diferentes ámbitos.

“La coalición presenta 12 tareas, que no puede hacer un ciudadano solo, ni una organización sola”, destacó De Freitas, quien instó a hacer cosas ya, “sin esperar a que haya un cambio, a que se construya la democracia o que se inicie la transición. Eso se va a construir si todos empezamos a trabajar ya y eso comienza diciéndole no a la corrupción, desde mi familia, mi comunidad, mi espacio concreto.  Es difícil, pero se puede”.

2021, año de la sociedad civil ante la “profundización de la crisis política”

El último panelista en intervenir fue Rafael Uzcátegui, coordinador general de Provea, quien tocó dos puntos para la reflexión y el trabajo en el rescate del derecho a viviren democracia. La primera fue la necesidad de construcción de una narrativa democrática que inspire al conjunto de la población.

“Hasta ahora lamentablemente lo que ha primado en este discurso que todos tenemos es el deseo de capitalizar la rabia, el descontento, pero como todos sabemos por los resultados, esto no es suficiente, (…) porque todas las grandes gestas sociales comenzaron con una promesa y a partir de esa promesa fue que se generó una organización, un movimiento. Primero fueron palabras y seguidamente fue acción”, afirmó Uzcátegui.

El activista de DD.HH. apuntó que el decálogo es una gran oportunidad para que el término democracia sea un significante vacío en el que “todas las personas se sientan identificadas con él y depositen allí sus propios deseos, sus propios anhelos, su vocación de vivir una vida digna para sí y para su familia”.  Para que seamos capaces de crear esa emoción en la población, señaló que hay que definir las audiencias hacia quienes se dirigen los mensajes.

 “Creo que el gran desafío es hablarle al resto de la población que usualmente no se interesa en estos temas y particularmente en este momento, en donde como una estrategia de resiliencia -frente a la gravedad de la crisis-, se están desconectando de la discusión en los espacios políticos. Hay que intentar comprender los referentes del resto de la población y a partir de allí establecer la comunicación”.

Como segundo punto,  se refirió al 2021 como “el año de la sociedad civil”, señalando que actualmente «vivimos una crisis de representación política” y que las elecciones del 6 de diciembre “dinamitaron los puentes que quedaban entre los diferentes sectores políticos de la oposición venezolana”, por lo que  el año próximo “las organizaciones políticas continuarán fragmentándose”. 

En ese contexto, Uzcátegui afirmó que serán “las organizaciones sociales, populares y comunitarias de Venezuela las que vamos a tener una mayor capacidad de denuncia, movilización y documentación para seguir exigiendo todo lo que tenemos que exigir”.

El coordinador de Provea agregó que con el decálogo propuesto como guía de acción para recuperar el derecho a vivir en democracia  “es importante hacer un debate franco, abierto, (con el liderazgo político) sobre cuál es la ruta, cuál es el camino, cuáles son las estrategias y lo que haya que revisar habrá que hacerlo y lo que haya que fortalecer pues tendremos que hacerlo como un movimiento conjunto. Este decálogo es una oportunidad”.

El documento “Rescatemos el derecho a vivir en democracia. Decálogo para la acción”, está disponible para su lectura en la página del Centro de Derechos Humanos de la UCAB, www.cdh.ucab.edu.ve.

También puede ser descargado haciendo clic en el siguiente enlace: https://bit.ly/3fQikrQ

Quienes deseen suscribirlo pueden hacerlo aquí:  https://bit.ly/vivir_en_democracia

*Foto apertura: Charrier Corona

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